sábado, 19 de enero de 2008

MEMORIA

23.3.06

A treinta años del Golpe Militar que no solo derrocaría al Gobierno constitucional, sino que también cambiaría el destino de nuestra nación, dejando en el campo de lo político, económico y social consecuencias que no se han podido revertir a la fecha. Es claro e inobjetable que la misión del golpe militar tenia objetivos económicos, que ocultaron detrás de una guerra ficticia, los mas sórdidos e inconfesables negociados.Entender cual fue el objetivo político de la dictadura militar, es fundamental para entender la realidad que nos agobia, la teoría de los dos demonios que ha sido el discurso repetido como estribillo de aquéllos que no pudieron confesar en público y en algunos casos, ni a sí mismos, el móvil infame de sus actos, exhiben este torpe argumento ante las tumbas de gentes inocentes y el paisaje ruinoso que nos quedó como pesada herencia. En la capacidad de comprender esa etapa de la historia, con el objeto de definir y dejar en claro que el objetivo del golpe militar fue, la generación de la deuda externa, la nacionalización de la deuda externa privada, la destrucción de nuestro aparato industrial y la sistemática aniquilación de personas o sectores que pudieran hacer resistencia al despojo de la nación. Conveniente seria discutir el tema sin abordar en concreto el motivo de los hechos del golpe militar, para aquellos que siguen lucrando sin responsabilidad aparente el modelo de país que impuso la dictadura.La recuperación en el año 1983 de la democracia marcó el fin del gobierno militar, pero no así del modelo que Alfonsin no supo, no quiso o no pudo remediar, que se potencia con el vaciamiento del Estado por parte del menenismo y que se cierra ahora con Kirchner, dejando el 40% de los argentinos fuera de la sociedad.Las vanguardias esclarecidas que nos imputan vivir en el pasado, lo que buscan es desvincular la realidad de los hechos objetivos que la provocaron y ocultar los beneficios mal habidos. Este discurso, que nos invita a ver solo hacia delante, pretende invalidar nuestra capacidad de reconocer a los detractores de la justicia social, que desde el ’76 y ahora sin uniforme, nos venden las recetas elaboradas en las madrigueras de aquéllos que, por el propio beneficio, no vacilaron en enviar a sus esbirros a secuestrar, violar y matar. El saldo trágico de victimas directas de 30.000 desaparecidos durante la dictadura, cobra dinámica ascendente si a ésta incluimos las pérdidas humanas producidas por consecuencia del modelo establecido en el gobierno militar y sostenida por las administraciones democráticas a la fecha, la mortalidad infantil, la destrucción de la educación publica, destrucción del sistema de salud pública, la liberación de la droga a los pobres y la falta de justicia no son más que la continuación del exterminio que se aplica ahora a los que sobran, los que quedaron afuera del modelo.

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