sábado, 19 de enero de 2008

¿QUIEN SE LLEVA LA RIQUEZA DEL PAIS?

No es extraño que a esta altura del año los municipios gobernados por la oposición, se encuentren, en el corto plazo, con dificultades en el financiamiento.
Mar del Plata no escapa a ésta situación; de un superávit de $25.000.000 que contaba a principio del actual ejercicio, hoy las proyecciones revelan que de no haber cambios profundos en políticas económicas, el déficit del ejercicio rondara los $25.000.000.
Los incrementos salariales en la Municipalidad, camioneros e insumos, producto de la inflación, destruye toda previsión presupuestaria. El gobierno municipal planea reestructurar el esquema impositivo y está bien que lo haga, pero la posibilidad de aumento de tasas no es la solución en el marco de desempleo, trabajo precario y la gran cantidad de jubilados que conforman el padrón de contribuyentes que cuentan con haberes irrisorios.
Mientras los marplatenses nos dedicamos a estudiar a ver quién pone la diferencia, otros distritos disfrutan de los beneficios de ser oficialista, que no sólo sus déficit son cubiertos por el estado Nacional, también los servicios como por ejemplo los subsidios que otorga la Secretaria de Transporte de la Nación, a las Empresas de Transporte Público de Pasajeros, que recibirán un monto mensual de $4.500 por unidad, lo mismo ocurre con los trenes urbanos, suburbanos y subterráneos, y de esta forma mientras que en Mar del Plata se estudia la posibilidad de quitar los pases a docentes, discapacitados y las bonificaciones a estudiantes, en gran Buenos Aires y Capital, tienen la tarifa de boleto congelado desde el 2001.
El dólar sobrevaluado, el manejo discriminado de los fondos públicos, es decir, reglas que sólo favorecen a determinados sectores económicos y que políticamente le permite al gobierno nacional favorecer o no, en función a su conveniencia, qué provincia o municipio contará con la gracia oficial. Los objetivos de esta política de distribución son de fácil deducción, por un lado se distorsiona los rubros ponderables en las estadísticas que miden la inflación, y por otro lado se genera un hábitat artificial a distritos que por su situación geográfica y densidad poblacional, pueden definir una elección o llenar una plaza.
Pero mas allá, lejos de la atención de la Casa Rosada, nos encontramos los argentinos del interior, que debatimos la manera cargamos el bulto sin manija, de los presupuestos que hacen a nuestra calidad de vida, cuando el debate a dar es la política de distribución.
La falta de reglas claras, como sanción de la Ley de coparticipación que lleva un retraso de diez años, que permitiría establecer a los Estados provinciales y municipales parámetros para proyectar sus presupuestos seriamente, sin tener que rendir pleitesías al régimen de turno, o descargar el gasto público y el costo de los servicios, sobre las espaldas de jubilados que cobran u$s 150.- por mes y asalariados que en promedio perciben remuneraciones mensuales de u$s 280.-
Es por eso que, mas allá de la discusión particular sobre la eficiencia en la administración, que se pueda dar en cada distrito en forma particular, hay una cuestión estructural en la política de distribución de la riqueza que genera el país, que muy lejos de ser distribuida en los municipios, en la educación, en la salud o en aumento de los sueldos de los jubilados, tal parece que dicha riqueza está destinada a coptar la voluntad política de intendentes y gobernadores o negocios de dudosa integridad.
PUERTAS ADENTRO.
Independientemente a lo expresado, y sin olvidarnos del planteo macro que propone el Gobierno Nacional, en estos días nuestra ciudad entra de lleno en el debate por la reestructuración de las tasas de Alumbrado, Barrido y Limpieza. Sin duda los marplatenses llegamos a esta instancia envueltos en muchas decepciones, ya que se percibe que el producto del ajuste de tasas de ABL, tiene como objetivo mantener el estado actual de cosas, y que muy lejos estamos de un plan de gobierno que avance sobre la problemática de nuestra gente; si analizamos por ejemplo al sector mas beneficiado por el ajuste o mejor dicho el menos afectado, denominado como “segmento básico”, que vera un incremento del 15% del aumento de ABL, y que de acuerdo a la estimación oficial son aproximadamente el 70% del total de contribuyentes, estos no verán ningún beneficio por el incremento, sus calles seguirán siendo de tierra o seguirán estando rotas, no mejorará la atención de su salud, ni tampoco estarán mas iluminados, y esta es en definitiva la cuestión, ya que si bien llevan en menor porcentaje el peso de la carga impositiva, la realidad demuestra que no reciben ninguna contraprestación, por lo que el ajuste termina siendo, una generosa donación forzada.
Esta circunstancias tienen la virtud, de desnudar los fracasos, por la falta de horizontes determinado por las indefiniciones en los proyectos políticos. Lejos en el olvido quedaron los planes estratégicos, que fueran anunciados con arrogante pomposidad en el 2004, y que a la hora de dar respuestas a nuestra sociedad, se ve su nula capacidad, producto de la poca seriedad de sus objetivos, ya que en el mismo se defendió mas los espacios de intereses económicos y políticos, que el interés general.
La municipalidad es conciente de este fracaso, las declaraciones de Schroeder en el corriente mes, sobre la necesidad de establecer un plan quinquenal, demuestra la falta de un programa de gobierno. Quizás es la hora oportuna de establecer un debate en serio, que nos ubique sobre un rumbo cierto, un plan que determine las acciones en el tiempo e independiente al gobierno de turno.
Esta crítica se puede extender a toda la comunidad política marplatense, tal parece que las cuestiones relacionadas con la calidad de vida de la ciudadanía, ocupan un plano secundario, el debate de todos los partidos políticos, oficialistas u opositores es discutir las cuestiones relacionadas con sus posicionamientos y lejos de la realidad concreta, se desvaría sobre proyectos electorales para el año 2007.
Es claro que de seguir este camino, dentro de no mucho tiempo volveremos a hablar sobre aumentos de tasas, para seguir sosteniendo el mismo estado de cosas, de la misma forma que el debate establecido por el costo del boleto del transporte colectivo, en la que recurrentemente discutimos su costo, se otorgan aumentos, pero nunca se establece una solución definitiva. Es por todo esto, antes de caer en un espiral interminable de “actualizaciones de tasas”, es imprescindible una convocatoria por parte del gobierno municipal, a todos los sectores políticos y sociales con real representatividad, a discutir temas puntuales y concretos; como educación, salud, transporte, obra pública y abordar seriamente una política de recaudación tributaria, que distribuya la carga pública con equidad.

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