sábado, 19 de enero de 2008

Renuncia de Arslanian

El desborde por la acumulación del poder, evidenciado en forma mediática, ha llevado a un estado de conmoción política y social, por poner en evidencia la estructura que sustenta el modo de construcción política de la actual dirigencia nacional.
Los hechos de Vicente López y el Hospital Francés, han demostrado ante la ciudadanía la dimensión real de la elocuente vinculación de los matones y barras bravas con el poder político.
Tan elocuente como muchas realidades que se prefieren ignorar desde el poder. ¿Es qué acaso es novedad, que la comercialización de la droga es libre en la vía publica?, ¿es qué alguien se sorprendería saber que la proliferación del trafico ilegal de armas, con que se nutre la delincuencia, es producto del contrabando consentido por sectores de gran influencia?, ¿es qué se desconoce que las barras bravas, que protagonizan cada fin de semana, por la violencia que despliegan en las canchas de fútbol, son los mismos que participan en la droga, utilizan las armas ilegales y que eventualmente, engrosan las columnas de algunos aparatos políticos o sindicales?. Esta realidad, que no es novedad para el común de la gente, no parece ser percibida por el Gobernador de la Pcia. de Buenos Aires, Felipe Solá (mas preocupado por su reelección que por gobernar) ni por su Ministro de Seguridad León Arslanian, quien sí estuvo duro al obligar la suspensión de un partido de fútbol por la presencia de barras bravas, pero que no dudó en delegar el pasado 17 de Octubre, a barras bravas la custodia del cadáver del General Perón y la seguridad de un acto de cuarenta mil personas.
Ante la enumeración de estos hechos, sumados a la desaparición de Jorge Julio López por no habérsele proporcionado seguridad, se puede atribuir incapacidad para la gestión o simple connivencia, pero lo que es claro es que la Provincia de Buenos Aires está pasando no solo por una crisis de seguridad, sino también por una crisis institucional, en la que se mezclan conceptos, se confunden roles y se niega la realidad.
Por esto sostenemos que es imprescindible la renuncia de León Arslanian, que ha demostrado una gran incapacidad para ejercer el cargo que ocupa y buscar un necesario cambio de política para evitar una crisis tan profunda como la del 2001.

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